Lo que la Iglesia de Dios cree y proclama referente al “PLAN DE SALVACIÓN”, es que:
a) El Plan de Salvación fue trazado por Dios el Padre como un medio para que el hombre escape de la pena de muerte pronunciada sobre él.
b) La parte central de este plan es Jesucristo, al cual Dios, envió a la tierra para redimir al hombre de la maldición del pecado.
c) La misión que el Padre dio a su Hijo, fue cumplida por éste mediante su vida impecable sobre la tierra; la cual ofreció en sacrificio derramando su sangre preciosa en el tosco madero de la cruz.
d) El Padre aceptó la muerte de su Hijo como pago de nuestra redención, haciendo posible el perdón de nuestros pecados; por lo cual lo resucitó para nuestra justificación.
e) Este don de Dios que ofrece vida eterna, está dispuesto para cuantos lo acepten bajo las condiciones que Dios ha establecido.
EL PLAN DE SALVACIÓN UNA EXPRESIÓN DE AMOR DE DIOS.
Aunque el Creador y Todopoderoso Dios, desde el principio decretó la muerte del pecador (Roma.6:23) a través de sus siervos los profetas también han externado su sentir, diciendo: “Que no quiero la muerte del que muere, dice el Señor Jehová, convertíos y viviréis” (Ezequiel 18:32).
El Apóstol Pedro hablando del porqué de la tardanza de la segunda venida del Señor dice que esto se debe a la misericordia que Dios tiene por nosotros, “El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno PEREZCA, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2ª Pedro 3:9). El Apóstol Pablo escribe diciendo: “El cual quiere que todos los hombres sean salvos…” (1ª Timoteo 2:4).
Siendo el deseo de Dios que todos los hombres sean salvos y que puedan escapar de la muerte decretada contra ellos por causa del pecado, formó un Plan de Salvación el cual llevaría a la práctica su Hijo Unigénito.
EL HIJO DE DIOS Y EL PLAN DE SALVACIÓN PARA EL HOMBRE
Como el hombre no puede redimirse a sí mismo y en manera alguna redimir a su prójimo (Salmo 49:6-8), Dios envió a su hijo amado salvar al mundo (Juan 3:17) dándoles como medio y precio del rescate de nuestras almas: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
CUMPLIMIENTO DE LA MISIÓN QUE EL PADRE ENCOMENDO A SU HIJO.
La misión que el Padre dio a su Hijo, fue cumplida por éste; llevando una vida impecable (1ª Pedro 2:22), para ofrecerla en rescate por muchos (Mateo 20:28); de lo cual el Apóstol Pablo escribió: “El cual se dio a sí mismo en precio del rescate por todos, para testimonio en sus tiempos” (1ª Timoteo 2:6). Y así fuimos rescatados con la preciosa sangre de Cristo, como de un cordero sin mancha ni contaminación (1ª Pedro 1:18-,19).
LA MUERTE DE CRISTO FUE UN DOLOR INMENSO QUE TAMBIÉN EL PADRE SUFRIÓ POR NOSOTROS.
Si ciertamente por causa del pecado el hombre fue destituido de la gloria de Dios (Romanos 3:23) , y ahora en Cristo Jesús, es redimido, siendo justificado gratuitamente por su gracia (Romanos 3:24), pues Dios, sabía que la única forma de rescatarlo era enviando a su hijo a enseñarnos, aunque esto significaría entregarlo a la muerte ya que este había sido el fin de otros profetas que envió con anterioridad, pero pudo más su amor por nosotros (Juan 3:16).
Cristo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero y fuimos sanados por sus heridas (1ª Pedro 2:24). Al que no conoció pecado, hizo pecado por nosotros, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él (2ª Corintios 5:21).
VIDA ETERNA PARA CUANTOS ACEPTEN EL MENSAJE DE DIOS.
Dios quiere que todos los hombres sean salvos; para ello es necesario que vengan al conocimiento de la verdad (1ª Timoteo 2:4). Y que crean en aquel que ha hecho posible nuestra salvación. Por cuanto:
a) Jesús es la puerta de salvación (Juan 10:1,7,9)
b) Solamente en Jesús hay salvación (Hechos 4:12)
c) En él hay perdón de pecados (Hechos 10:43)
d) Creyendo en él, el hombre pasa a ser hijo de Dios (Juan 1:12)
El don de Dios que ofrece Vida Eterna, está dispuesto para cuantos lo acepten bajo los requisitos que él mismo estipuló en la doctrina expuesta por su Hijo (Hechos 3:19; 2:38), la que hay que conocer y practicar (Mateo 7:24-28), pues Dios dio a su Hijo por nosotros, pero hay que creer en él (Juan 3:16). La resurrección de Jesús nos da la seguridad de que el plan de Salvación ha sido confirmado en nuestro favor (1ª Corintios 15:13-23).
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